Cuando se termina una etapa lo que viene a continuación da un poco de vértigo. En el día a día, bien por motivos laborales o personales, estamos en constantes cambios. Los pequeños cambios suelen sortearse fácilmente. Sin embargo los movimientos bruscos en nuestras vidas provocan una sensación de vacío. El precipicio que se siente para poder seguir adelante es enorme. Sin embargo el tiempo no se para, toda persona tiene un objetivo y por ello debe luchar. Marcarse una meta genera también un impulso necesario para sortear todos los inconvenientes que van surgiendo.
En política pasa igual. Aunque vivimos en un régimen imperfecto, pero democrático, no siempre fue así. Es por eso que los partidos políticos con más solera se han tenido que ir adaptando al régimen del momento. Si hablamos de las personas en concreto también han tenido que ir adaptándose al régimen del momento.
Ahora terminando la campaña vasca se ha vuelto al eterno debate que rodea a la ex banda terrorista ETA. Sé que toda persona es heredera de su pasado, al igual que los partidos. Es cierto que EH Bildu y su candidato a ser lendakari se equivocó a no reconocer como banda terrorista a ETA. Es cierto que su proceso para entrar en la política parlamentaria es de recibo, su normalización en el tablero político es cada vez más efectiva. Sin embargo, y aunque les pueda costar unos votos, deben empezar por condenar ese pasado negro.
Pero en la vida hay que ser honesto. No podemos rasgarnos las vestiduras por eso. Yo creo que deben de hacerlo para evitar el eterno debate y así quitarles las excusas a determinados medios y sectores políticos. Sin embargo los populares que tanto se “rasgan las vestiduras” siguen sin condenar el régimen de Franco. No digo yo que sean franquistas, aquí que cada cual saque sus conclusiones, pero si fue fundado por varios ministros del régimen dictatorial. No por ello se les ha invalidado para llegar a acuerdos, pactos o incluso gobernar.
Es más, añadiendo un matiz, siguen persiguiendo todo tipo de ley que va en favor de dignificar a las víctimas de la dictadura. Algo que cuanto menos es de dudosa moralidad.
Para dar consejos hay que dar ejemplo.
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